16 de noviembre de 2011

El legendario Charles Aznavour publica su nuevo álbum Aznavour Toujours

Aznavour para siempre (Aznavour Toujours), es el nuevo álbum de Charles Aznavour que se publicó hace unos meses. Más que el título de un disco, un autorretrato. Aznavour ha sido parte de nuestras vidas para los que escuchamos sus canciones. Siempre el Aznavour de las cosas dulces y los sentimientos nobles, la gente humilde y las grandes melodías. Siempre el Aznavour de los grandes clásicos y canciones que nunca hemos escuchado y que de repente nos dan de lleno en el estómago o nos llegan al corazón tocándonos la fibra sensible.
Porque a Charles Aznavour no le gusta quedarse quieto. Nunca ha sido de los que se toman un descanso, se asientan en su retiro o sueñan con regresar a casa. Nunca ha cesado ni amainado en su actividad, nunca ha dejado de escribir. Así que una vez más, ha grabado una docena de canciones, doce temas puro Aznavour. Está presente toda la amplitud y poder de la leyenda, que se atreve a mezclar nuestros secretos más íntimos con los movimientos de la humanidad, la sensualidad más volátil con amenazantes preguntas existenciales. Crea una historia de amor con el trasfondo de la revolución de los estudiantes de mayo del 68 en París en “Ce printemps-là” (Aquella primavera), remolonea entre las sábanas en “Que j'aime j'aime ça” (Me encanta) y desenreda el entramado de fruslerías de nuestra existencia en “Les Jours” (Los días).
En esta mezcla de registros, el cantante y compositor consigue fascinar y deslumbrar con “J'ai connu” (Sabía que), una canción animada que Yvan Cassar adornó con alegre murmullo y pequeñas chispas mientras que las letras incorporan algunos horrores de la humanidad, los genocidios del último siglo y la más ruin de las injusticias: “Lo que el hombre hace al hombre, ningún animal se rebajaría a hacer”. Aznavour va a toda máquina, sin perder nunca de vista la historia, incluso cuando canta sobre dos amantes que van de la mano, distinguiendo siempre el pobre mundo destrozado del hombre anónimo. Porque como siempre, está obsesionado con la justicia, con dar en el clavo.
Esa es la razón por la cual los músicos rara vez se resisten al honor de tocar para Charles Aznavour. Este álbum cuenta con una serie de grandes nombres, ya sean músicos de sesión o estrellas de la escena musical francesa: el pianista Jacky Terrasson en cinco de los temas, los bajistas Laurent Vernerey y Jean-Claude Ghrenassia, el batería Loïc Ponthieux, el acordeonista Lionel Suarez y el guitarrista Pedro Xavier Gonzales por nombrar solo a unos pocos. Y Thomas Dutronc, a la voz y la guitarra en el tema Elle, un vibrante y radiante dúo.
Para los arreglos, Aznavour llamó a Eumir Deodato (500 álbumes grabados, entre ellos algunos para Frank Sinatra, Aretha Franklin, Astrud Gilberto, Björk o Christophe) e Yvan Cassar (Mylène Farmer, Johnny Hallyday, Claude Nougaro o Nusrat Fateh Ali Khan) y el disco viaja a Brasil y a París, con algún que otro paseo por Broadway e incluso por España en “Flamenca, flamenco”, en la que canta sobre un “un chaval típico de Andalucía, mezcla de Islam y cristiano, entre oración y poesía, donde los acentos forjan vínculos”.

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